Fui Testigo
DOI:
https://doi.org/10.30860/0045Palabras clave:
paliativos, paciente terminal, médico de familiaResumen
Durante el ejercicio profesional de cualquier médico, acompañar al paciente en situación terminal es una experiencia inevitablemente frecuente. Suele expresarse el deseo de que este tiempo transcurra en el domicilio y cerca de los recuerdos y personas queridas. Es una forma más humana de vivir y compartir momentos cargados de profunda emoción que constituyen, en muchos casos, el colofón que marcará el recuerdo de quienes le sobreviven. No hay experiencia repetida, porque la vida que concluye y el contexto en que se produce el final, distingue a cada paciente y su modo de vivirlo. Para el médico constituye un reto profesional y, a la vez, una intensa experiencia personal. El cuidado en el domicilio de particularidades que requieren adaptar los cuidados. El caso de Félix es el relato de una experiencia real, con alguna modificación que aconseja la prudencia. Y un ejemplo más de la necesidad de reconocernos en la tarea fundamental de cuidar, acompañar y consolar, en un contexto que demanda complicidad y disponibilidad. Se trata, finalmente, de una de las tareas cargadas de mayor significado, que llena de contenido la voluntad de ser médico, especialmente, médico de familia. Un auténtico privilegio.
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